Se trata de pequeñas y elegantes baldosas con dimensiones de 15×15 centímetros, «camuflándose» con cualquier otra normal.

Lo cierto es que forman parte del proyecto Urban Spark, un emprendimiento creado por dos estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile que transforma la energía del impacto de las pisadas de los traseúntes, en electricidad.

Cindy Gallardo Villaroel, egresada de la carrera de Tecnología de la misma Universidad e inventor, aclara que la baldosa está compuesta con materiales isoeléctricos, lo que permite que, al deformarse por las pisadas, generen electricidad. Eso no es, todo, sino que también son reciclables y contribuyen al estado de un buen ambiente.

Cada uno de ellos es capaz de generar hasta 0,24 watts, algo pequeño pero que a gran escala puede significar una inmensa cantidad de energía. La misma, a su vez, puede ser almacenada en baterías o directamente para proporcionar iluminación pública.

Villaroel agrega que la idea surgió al preguntarse cómo se podía aprovechar algo tan simple y cotidiano como una pisada para contribuir a la energía limpia. Posteriormente, se empeñaron en diseñar el nuevo invento junto a Ignacio Díaz, de la carrera de Ingeniería Eléctrica.

Las baldosas serían de gran utilidad en regiones en donde las catástrofes naturales azotan con cierta frecuencia. Por ejemplo, podría suministrar energía en el medio de un sismo, cuando el suministro de electricidad tiende a cortarse.

Si bien el proyecto se trata de un prototipo, ya se encuentran en búsqueda de financiación y apoyo para producir y comercializarlas a gran escala.